Publicada el Jeudi, 8 de octobre de 2020

Hitzorduak vuelve a llevar hasta el Parlamento los testimonios de víctimas de violencias diferentes

Jurío destaca la “valentía y la generosidad de las víctimas, porque hacer memoria duele”, y subraya el "compromiso de la mayoría de la Cámara en pro de la convivencia democrática"

El Parlamento de Navarra ha acogido hoy la tercera edición de Hitzorduak, una sesión de carácter ciudadano que, promovida por el Foro Social Permanente, quiere contribuir a reforzar las bases de una convivencia democrática. En este caso, la jornada ha estado dedicada a analizar las oportunidades y dificultades que jalonan el abordaje de la tolerancia como principio motor de interacción social. El ensayo ha tenido lugar a partir de un diálogo cruzado entre víctimas de violencias antagónicas protagonizado por María Jauregi, Naiara Zamarreño, Belén Zabala y Olatz Etxabe.

 

El acto de apertura ha corrido a cargo de Inma Jurío, Vicepresidenta Primera de la Cámara, quien ha resaltado la “valentía y generosidad” de las personas invitadas, “dispuestas a compartir sus reflexiones, su realidad y su sufrimiento en un ejercicio de empatía que pretende ser un punto de inflexión, una aportación constructiva a favor de la convivencia. Si la memoria consiste en saber qué paso, encuentros como el de hoy suman, aportan en el camino hacia la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de todas las violencias. Memoria inclusiva, pero sin equidistancias. Memoria para la no repetición”.

 

En ese contexto, Jurío ha insistido en que “hacer memoria duele, no en vano hablamos de injusticias y de sufrimiento, de personas que han fallecido y de familiares que han padecido falta de reconocimiento e incluso rechazo. Por eso es tan importante el trabajo institucional por y para la convivencia. Todavía hay formaciones políticas a las que les cuesta escuchar y participar. Seguiremos trabajando para que sientan la necesidad de hacerlo. Queda mucho por realizar y tenemos que seguir al lado de las víctimas. Por eso la mayoría de este Parlamento considera tan importante sacar adelante el primer Plan Estratégico de Memoria Paz y Convivencia en el que trabaja el Gobierno de Navarra”.

 

La Vicepresidenta ha concluido llamando a “guardar el relato, los testimonios de Jauregi, Zamarreño, Zabala y Etxabe, y agradeciendo al Foro Social la elección del Parlamento de Navarra como tribuna y lugar de encuentro. “La pandemia nos ha impedido atender la gran cantidad de peticiones recibidas para asistir en directo, pero tenemos la posibilidad de seguir la sesión en streeming o rescatarla más adelante de la viodeoteca. Este Parlamento sigue empeñado en estar, hablar y escuchar para construir paz y convivencia. Gracias, eskarrik asko”.

 

Tras la presentación, Fernando Armendáriz ha sido el encargado de introducir y contextualizar el diálogo entre cuatro víctimas de violencias contrapuestas, pero de consecuencias similares en lo que a generación de dolor y quiebra social respecta. “Estamos ante cuatro ejemplos de vulneración de derechos humanos. No es sencillo para ninguna venir aquí y reabrir un sufrimiento que no es fácil de gestionar. Al mismo tiempo, es una oportunidad de empatizar desde sus respectivos dolores. Es lo que pedimos a los grupos parlamentarios, porque esta legislatura reúne todas las condiciones para sentar las bases de la convivencia democrática”.

 

En relación al proceso participativo abierto por el Ejecutivo Foral para elaborar el Plan Estratégico de Memoria Paz y Convivencia, “desde el Foro ya hemos mostrado nuestra disposición a tomar parte en cuantas mesas temáticas se entienda que nuestra aportación pueda ser relevante. Ningún relato puede quedarse fuera. Esperemos que todos los grupos parlamentarios estén representados en la mesa política, porque la sociedad ha dejado patente que apuesta mayoritariamente por el diálogo como único instrumento para solucionar los problemas".

 

Naiara Zamarreño, hija de Manuel Zamarreño, concejal del PP asesinado por ETA el 25 de junio de 1998 en Renteria –tenía 43 años, llevaba 34 días en el cargo tras sustituir a José Luis Caso, también ejecutado por ETA–, se ha mostrado partidaria de abrir “vías de escucha y comunicación para generar actitudes conciliadoras a partir del dolor ajeno. He entendido que el mundo no es blanco ni negro, que hay matices. Mi padre, un defensor de la libertad con la palabra, sufrió amenazas durante más de seis meses. Una moto bomba con tres kilos de amonal le causó la muerte al mes de ostentar la concejalía. Nos enteramos por la tele, por el teletexto. En esos momentos la cabeza se bloquea. No soy capaz de recordar cómo fue mi vida después del atentado. Aquella fue una más de tantas muertes injustas. El de mi padre es un caso sin juzgar. Saber qué paso y quién fue el responsable ayuda a cerrar ese capítulo”.

 

“Hasta hace poco no he sido consciente de todo lo que sufrió mi padre durante todo ese tiempo de acoso y amenazas. No éramos capaces de ver el peligro. Después del atentado sentí rabia y dolor y pasé años sin hablar euskera porque me parecía una traición, pese a que mi padre me inculcó el amor por la lengua. Hasta 2013 nadie sabía que seguía viviendo en Rentería. No daba mi apellido por miedo al rechazo. De repente, rompí el silencio, me quite esa losa e inicié el camino hacia la convivencia. Los encuentros restaurativos me sentaron tan bien que seguí adelante. Luego, el mismo pueblo que me había rechazado homenajeó a las víctimas de ETA. A los políticos, que os ponéis esa barrera y no escucháis lo que no os interesa, sabed que hay que escuchar, empatizar y avanzar por las nuevas generaciones”.

 

“Hay responsables políticos que en su momento jalearon la actividad de ETA y esas personas también deben pedir perdón de manera explícita y sincera. Los ongietorris, por ejemplo, generan dolor, no es un buen ejemplo tratar como héroes a ese tipo de personas. El Estado también tiene su papel, claro. Es momento de hablar y de decir que estuvo mal, porque el tiempo se agota”, ha significado.

 

Belén Zabala, sobrina de Josu Zabala, asesinado por la Guardia Civil de un tiro por la espalda en fiestas de Hondarribia, reconoce que “siempre hemos tenido un apoyo popular terrible, pero eso no borra la impotencia, la rabia y la frustración, que afecta mucho. Aquello nos trajo detenciones, familiares torturados y cárcel, pues la hermana de Josu ha pasado 20 años en presidio. Perder a un ser querido de una forma violenta marca, pero los rencores no sirven para avanzar, para crear una sociedad saludable. Salimos a la calle a pedir justicia por nosotros y por los demás. Así ha sido mi juventud. Con el tiempo te das cuenta de que la justicia tiene que abarcar mucho más. A nosotros nos falta el reconocimiento que otros han tenido, nos sentimos judicialmente desamparados. Hace falta una memoria inclusiva, que se sepa la verdad de todos. Es hora de dar pasos, de legislar al respecto”.

 

“El ímpetu con el que se le pide a la izquierda abertzale que haga autocrítica hay que aplicárselo a todos” los involucrados. No se puede pasar este marrón a las generaciones futuras”.

 

María Jauregi, hija de Juan Mari Jauregi, Gobernador Civil de Gipuzkoa asesinado por ETA el 29 de julio del año 2000 en Tolosa, ha recordado que “con 14 años me di cuenta de que podíamos ser objetivo de ETA. Tras el nombramiento de mi padre nos cambió la vida, pero yo no quería dejar el pueblo e ir a Donosti a vivir encerrada y rodeada de guardaespaldas. Agradezco a mis padres que me dejaran quedarme con la amona. Estando en la Universidad, con mi padre residiendo fuera de España debido a las amenazas, que seguían presentes tras dejar el cargo, vino de vacaciones y lo asesinaron. Estaba en el monte de acampada con la cuadrilla, vi llegar a unos tíos míos y comprendí que había pasado algo. Supe de su muerte en el coche, camino de Legorreta, por la radio”.

 

“Siempre me han enseñado a respetar los derechos humanos, a respetar al diferente, por eso nunca he sentido odio ni sed de venganza. El odio conlleva más dolor y sufrimiento. Mi padre luchó contra ETA, pero también trabajó para esclarecer los casos de tortura y los asesinatos del GAL. Tuvo que declarar contra Galindo y recuerdo que al llegar a casa tras el juicio dijo que no sabía quién lo iba a matar, si ETA o Galindo”.

 

“Nunca me he sentido ni rechazada ni desplazada. Percibíamos el apoyo de una gran parte de la sociedad y en ese sentido hemos sido unas privilegiadas, porque de otros se decía ‘algo habrán hecho’”.

 

Olatz Etxabe, cuyo padre fue asesinado por la Triple A –organización terrorista que actuó entre 1977 y 1982­– el 5 de octubre de 1975, recuerda que “hacia las 11 de la noche oímos mucho ruido, bajamos y encontramos a mi padre muerto. A los tres años mataron a mi tía e hirieron a mi tío Juan José. Hemos sentido un gran apoyo del pueblo y de gente de todas las ideologías. Al principio sentía mucho dolor y rabia y tenía pesadillas. De repente cesaron. Cada uno lo lleva como puede. Yo tenía 10 años y mis hermanos 8 y 4. Han pasado 45 años y aunque el dolor desaparece, para cerrar esta etapa nos falta el reconocimiento. No estamos reconocidas como víctimas, parece que no tenemos legitimidad para hablar. Contamos con el reconocimiento social, pero nos falta el institucional. Lo vemos como algo lejano”.

 

Tras una exposición personal pormenorizada y, por momentos, emocionada, a la que ha seguido un fluido intercambio de pareceres bajo la tutela del moderador, Zamarreño, Jauregi, Zabala y Etxabe han concluido llamando al entendimiento de la clase política, sobre la que coinciden en señalar que continúa a remolque de "la sociedad, siempre por delante. Si nosotras hemos sido capaces de llegar hasta aquí, de sentarnos a hablar y escuchar, lo suyo es simplemente una obligación".

 

El Foro Social Permanente en Navarra reúne a entidades y personas con una larga tradición en la defensa de los derechos humanos, dispuestos a trabajar de forma inclusiva y horizontal en torno a cuatro ejes: desmantelamiento y desarme; integración de presos/as y huidos/as; promoción garantista de los derechos humanos; y fomento de la convivencia futura sobre unas bases justa de verdad y memoria.

 

Entre las personas asistentes al Pleno Social se encontraban Jabi Arakama (Geroa Bai), Bakartxo Ruiz (EH Bildu), Ainhoa Aznárez (Podemos-Ahal Dugu), Marisa de Simón (I-E), Eduardo Santos, Consejero de Justiciae Inmigración, Ana Ollo, Consejera Relaciones Ciudadanas e Institucionales, Martín Zabalza, director general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, y Rafael Sainz de Rozas, Director General de Justicia.

 

El acto se ha desarrollado de conformidad con las medidas de higiene, prevención y distancia de seguridad establecidas por Prevención de Riesgos Laborales, también en lo referido a los aforos máximos de cada estancia, en este caso el Salón de Plenos.