Publicada el Viernes, 5 de Octubre de 2018

Rechazada una moción para emplazar al Estado a paralizar las obras del TAV

EH Bildu invoca en vano un informe del Tribunal de Cuentas Europeo que aduce falta de rentabilidad y eficacia y decae su apuesta alternativa por mejorar las líneas convencionales

El Pleno del Parlamento ha rechazado hoy, con los votos en contra de UPN, Geroa Bai, PSN y PPN y los votos a favor de EH Bildu, Podemos-Ahal Dugu-Orain Bai e I-E, una moción para que, “valorando el reciente Informe del Tribunal de Cuentas Europeo Red Ferroviaria europea de alta velocidad: no una realidad, sino un sistema fragmentado e ineficaz”, se inste al Gobierno de Navarra a que, a su vez, “exhorte al Estado a paralizar las obras del Tren de Alta Velocidad que se han iniciado en el tramo Villafranca-Falces, así como a no proceder a la adjudicación de ningún otro tramo o subtramo más”.

 

En ese contexto, se compelía a “realizar los estudios de impacto socioeconómico y de rentabilidad económica, social y medioambiental y proyectos técnicos que fueran precisos para modernizar la actual red ferroviaria, al objeto de apostar por la ejecución de un tren social que transporte personas y mercancías”.

 

En la exposición de motivos, la moción impulsada por el G.P EH Bildu hacía suyas las conclusiones del informe especial emitido por la Sala II del Tribunal Europeo de Cuentas, en el sentido de cuestionar la “rentabilidad operativa, económica y social” de las redes ferroviarias de alta velocidad, también en España, por entender que las mismas “no son necesarias en todas partes, los controles y análisis de rentabilidad resultan infrecuentes y los principios de buena gestión económica no se aplican de forma coherente”.

 

A ese respecto y tras poner de manifiesto que, a día de hoy, el Gobierno de Navarra “no dispone de estudio específico alguno sobre el impacto socioeconómico” del proyecto de TAP que ha puesto en marcha, se llamaba a “actuar con responsabilidad en la gestión pública de la política ferroviaria”, lo cual pasa por “descartar un modelo fracasado y despilfarrador, con un coste medio de 25 millones por kilómetro, túneles al margen”.

 

Por eso y a sabiendas de la “importante deuda que el Estado acumula con Navarra en materia de infraestructuras”, se abogaba por “mejorar las líneas convencionales existentes”, en el marco de una “profunda reflexión” tendente a “desestimar el actual corredor navarro de TAV hasta su entronque con la Y vasca, con el consiguiente ahorro de costes”.