Publicada el Sábado, 4 de Junio de 2016

El ciclo Mujeres Construyendo Paz cierra con un repaso a la historia de Ahotsak

Confianza, transparencia, respeto y confidencialidad fueron las claves para que el movimiento pacifista Ahotsak recabase el apoyo de una gran mayoría de la sociedad aunque menos de los partidos políticos

La directora del INAI, Mertxe Leranoz Goñi, ha cerrado el ciclo Mujeres Construyendo Paz, organizado por el Parlamento de Navarra y en el que se han desarrollado charlas, debates y un concierto por la paz que tuvo lugar ayer a las 19:30. La jornada de hoy ha estado centrada en la historia de Ahotsak, un movimiento pacifista formado por mujeres que se presentó a la sociedad en 2006 y que cinco años después vería cumplidos uno de sus objetivos, que ETA dejase las armas. Ahotsak introdujo un nuevo discurso en el lenguaje político y quiso cambiar los modos de hacer política.


La presentación de esta última jornada del ciclo “Mujeres construyendo Paz” ha venido de la mano de la directora del Instituto Navarro de la Igualdad, Mertxe Leranoz Goñi, quien ha señalado que “los hombres que intervienen en distintas labores en las misiones de paz deberían ser proactivos a la hora de incluir a los hombres en todos los aspectos del mantenimiento y consolidación de la Paz, ya que en los ámbitos y esferas en los que participan las mujeres se constata un efecto positivo en las situaciones donde se llevan a cabo operaciones de paz”.


Leranoz ha resaltado el ejemplo que supone Ahotsak por “poner en valor un activismo común por la paz, al margen de los propios activismos de cada una, y al margen de pertenecer a uno u otro partido político, sindicato, movimiento feminista, filosofía, trabajando juntas por introducir la perspectiva de género como una premisa insoslayable en todo acuerdo”.


Las protagonistas de la jornada han sido las voces de Ahotsak: Kontxi Bilbao Cuevas, Gemma Zabaleta Areta, Jone Goirizelaia Ordorika y Nekane Altzelai Uliondo, todas ellas han completado un panel de experiencias en el que han transmitido el hito que supuso para la sociedad, y también para las mujeres la aparición de un movimiento pacifista en Navarra, País Vasco e Iparralde, compuesto y liderado por mujeres. Un movimiento que supuso la aparición de un nuevo discurso en las formas y en los modos de hacer política, un discurso que hoy se utiliza, pero que según ha explicado Jone Goirizelaia “nosotras decíamos, interiorizábamos y después hacíamos lo que se había acordado y escrito en el papel. Ahora se dice, pero dudo que se interiorice y desde luego no se hace lo que se ha acordado”.

Confianza, transparencia, respeto y confidencialidad
 

Un movimiento pacifista que según ha explicado las cuatro protagonistas estuvo basado en “confianza, transparencia, respeto y confidencialidad, con esta forma de trabajar es posible ir a cualquier sitio, sabiendo que vamos a compartir, no teníamos ningún miedo a que a nadie se le pueda hacer daño con lo que se va a decir, eso es algo que nos enriquecía. No teníamos ningún problema en debatir sobre todo, el tiempo que fuera hasta llegar a un acuerdo”, ha remarcado Goirzelaia.


En este mismo sentido ha hablado Kontxi Bilbao, remarcando las muchas horas de diálogo, de despacho que supuso este movimiento, “mujeres muy distintas, muy diferentes, todas de distintas ideologías, pero con la idea de no salir de allí sin llegar a acuerdos. Teníamos la plena conciencia de que nadie de las que participaba en esas mesas iba a traicionar la confianza sobre lo que allá se hablaba”.


Bilbao ha recordado que Ahotsak fue una iniciativa muy potente, que llegó a reunir a 5.000 personas de todo el abanico político y sindical, excepto la derecha francesa y UPN, “sin embargo actualmente vemos un retroceso de la presencia real de las mujeres en puestos de decisión, hay listas cremallera, pero no solo eso es la igualdad”, ha señalado haciendo autocrítica “creo que las mujeres también tenemos algo de responsabilidad de no estar ahí”.


Por su parte Gemma Zabaleta, ha recordado los tiempos en los que surgió Ahotsak, “tiempos de incomunicación total, nadie se hablaba con nadie, nadie miraba a nadie, especialmente en el Parlamento Vasco, a pesar de que en 2006 aparecemos públicamente, fue en 2002 cuando empezamos a plantearnos que había algo que hacer”. Zabaleta ha señalado que es contexto en el que surgió Ahotsak es imprescindible conocerlo para ver la importancia del mismo. “En aquella época había atentados de ETA, había tortura, la izquierda abertzale ilegalizada, y había que superar ese contexto. Había que superar esa situación. La política además se hacía remarcando las diferencias. Hoy decimos que hay que hacer la política de otra manera, lo dice hasta el propio PP, pero hace 10 años nadie lo reivindicaba, nosotras sí. Reivindicábamos la política en su más alto sentido, una manera distinta y todo lo contrario a cómo se hacía”, ha recordado.


Precisamente trabajar sobre lo que les unía y no sobre lo que les separaba fue la clave del éxito de Ahotsak, “quisimos cambiar las reglas de juego, cambiar las formas de nuestros compañeros. Y dedicábamos horas y horas en redactar un texto, el valor de las palabras para lograr acuerdos o desacuerdos, es fundamental, había que dar valor al discurso para construir”. Zabaleta ha recordado que tuvieron que enfrentarse a los propios partidos, “pretendíamos hacerlo desde la libertad, no siguiendo lo que nuestros partidos nos decían. Había que liberarse del guion que nos daban los partidos, con todo lo que nos trajo en cuanto a dificultades. Nos planteábamos qué podíamos hacer, Jone y yo estábamos en las posiciones más contrarias, sin embargo nuestra posición era a favor de blindar un proceso de paz, el gobierno estaba en conversaciones con ETA, sabíamos que se estaban produciendo, y queríamos blindar ese proceso. Estoy absolutamente convencida de que si en 2006 no hubiéramos blindado ese proceso de paz, hoy no estaríamos donde estamos”, ha concluido.

Una forma distinta de hacer política

En este contexto se introdujo un discurso nuevo, se empezó a hablar del derecho a decidir, y son capaces este abanico de mujeres impulsoras de Ahotsak de consensuar un documento fundacional que según han explicado las cuatro, hoy sería perfectamente una base para seguir caminando hacia la paz.
Jone Goirizelaia en su intervención ha explicado que fue fundamental procurase un método de trabajo basado en escuchar, y ponerse en el lugar de la otra parte. Ha recordado que muchas de sus reuniones eran clandestinas, “por los peligros que entrañaban, hubo que superar muchos obstáculos pero estábamos convencidas de que lo que hacíamos era importante”. Obstáculos que en muchos casos supusieron costos muy importantes para algunas de las mujeres que participaron, “fueron apartadas de sus partidos por su vinculación a este movimiento y por apostar porque lo que estábamos haciendo”.


Goirizelaia también ha señalado que Ahotsak también fue artífice de introducir conceptos nuevos en política “introdujimos conceptos como: ponerse en el lugar de la otra parte, trabajar desde lo que nos une, ponerse en el lugar del otro, olvidar las diferencias…conceptos que hoy se pueden escuchar y que ya acuñamos en nuestra fundación con alguna diferencia, nosotras lo decíamos, lo interiorizábamos y lo hacíamos, ahora se dice, dudo que se interiorice, pero desde luego no se hace”.
Goirizelaia ha concluido señalando que uno de los mayores logros fuer la metodología de trabajo, “una vez que llegábamos a un acuerdo, después de intensos debates, a partir de ahí la defendíamos, no volvíamos a discutir sobre ello, el acuerdo sirve para avanzar, sin reproches a la otra parte, ni pidiendo cosas que una misma no podía hacer”.
El panel de experiencias lo ha cerrado Nekane Altzelai Uliondo, quién ha relatado pasajes duros que tuvieron que vivir como que ningún compañero de sus propios partidos salieran a animarnos o apoyarnos, “sí salió el PP a criticarnos, y los jubilados de CCOO salieron a defender el acto de Miramar. Este fue el contexto en el que tuvimos que trabajar con muchas críticas. Sí nos entendían en Cataluña, las gallegas y las madrileñas nos entendían más que en nuestra propia tierra. Estábamos convencidas de que la imagen que se trasladaba de nuestra tierra no podía ser la de que nadie se hablaba con nadie”, ha dicho Altzelai.


En este sentido Altzelai ha reivindicado el movimiento Ahotsak “para construir una sociedad, como modelo para la resolución de conflictos, respeto de los derechos humanos, y pido valentía a las mujeres para hacer frente a esto”. Precisamente ha explicado Altzelai, la sociedad “nos respaldó más que nuestros propios compañeros de partido y los propios políticos. Logramos reunir a 3.000 mujeres por la paz en el palacio Euskalduna, fue un hito y un gran respaldo”, ha concluido.